Monday, August 28, 2006

 

No es sensato que el blog se postee solo, dijo el señor, y me versiculó, en ocasiones con su forma letánica de tomar los hechos de la vida, sucesivamente, hasta que hoy, por obra y gracia de su palabra, enderecé la espalda contra el respaldar de mi silla habitual, aprestándome así al regreso de la redacción. Más me vale que me salga sustancioso. ¡Ana, no tema el anatema, pos!

AHORA QUE ESTAMOS TAN A GUSTITO
Órale, hoy es el día de San Agustín, recuerdo que algo así comenzaba el himno del cole, compuesto por mi profe de literatura y licenciado, ordóñez, aquel quien en un gesto inesperado agarró los cabellos de mi compañero cuyo apellido se me voló, y zarandeó su cabeza, de un modo, qué te diré, en serio más sorpresivo que doloroso, los pelos zambirucos y pardos de mi compañero de la derecha, y su mirada pupilar mientras la mano de mi maestro le daba un nuevo sentido a las circunvoluciones del cerebro, luego, la consiguiente risa del aula y un cuarto de hora después, el inédito gesto arrepentido del maestro, al detectar la inocencia de Jara (ya me aterrizó su apellido), pasó, con la misma mano que los asió con gravedad, a peinárselos con ternura, y con su pregunta: ¿Me disculpas, amiguito?, la aceptación de los hechos de mi compañero clausuró la lección de aquella mañana. Debo advertir que en esos meses, el licenciado nos leía en voz alta Corazón de Edmundo Amicis; luego nos hizo comprender Azul de Rubén Darío, y recuerdo especialmente el velo de la reina Mab.
Ora, trabaja y canta tu alegriiiiiiía,/juventud agustina a-pleno-sol,/con el empuuuje de tu rebeldiiía,/forja-rá su grandeza/el Ecuador (…). San Agustín atravesó un montón de estados de locura. Y fue entre los paganos uno bien pagano, como su padre Patricio (el profesor Lucio de quinto de primaria, quien entre otras cosas contaba con orgullo que si su hijo lucio jr. se caía del expreso que él manejaba, él luego en la casa le caía a palos por no subirse a tiempo. También le encantaba relatar cómo hacía rodar a sus hijos escalera abajo, cada vez que merecían sacaban malas notas. A veces lo contaba delante de su pequeño hijo y este confirmaba la historia con una sonrisa, y nosotros lo examinábamos con la mirada y nos admiraba que aún estuviese vivo y sin ningún brazo menos o al menos las orejas mutiladas. Viene esto a colación porque el día en que el Padre Carrera no pudo darnos clase de religión, el profesor Lucio, para no vernos vagos, se aprestó a dar la clase y nos contó que el padre de Agustín era tan pagano y malnacido, que no dejaba escudos para que la santa de Mónica vaya a los mercados de Tagaste-Argelia, roma para entonces, a comprar la cena, y en su desesperación, para no dejar al pequeño Agustín sin alimento, agarró un cuchillo pretoriano, y de un tajo se rebanó un pedazo de nalga izquierda, la cual adobó y se la sirvió a su adorado hijo, y de paso también separó un pedazo para su esposo Patricio. Ella no comió, quizá las sobras. No me pregunten más milagros de Santa Mónica, es el que más recuerdo, y ciertamente el profesor Lucio no era una fuente muy confiable).
Decía que Agustín no se ganó su apelativo del más santo de los sabios porque sí, lo esencial en él es la búsqueda, tenía lo que se dice un corazón bien inquieto por saber la verdad, duela lo que goce, goce lo que duela, pero hey, no era un masoquista, dejémosle la aplicación del dolor a las Venus de las Pieles. Tampoco creo que haya sido un reprimido. Pasó harto tiempo siendo joven y luego más tiempo siendo formador de juventudes. Pasando por el maniqueísmo a distintas ramas del neoplatonismo y por sobre otras sectas de pensamiento de la época, se retiró de la cátedra de la venta de las palabras, la retórica, en los primeros años de sus treinta, por afecciones respiratorias y cansancio de lo mismo. Por sentir el vacío y el relleno sanitario del vacío. Me imagino al doctor agustín desglosando a cicerón mañana tras mañana, haciendo crujir el cereal del intelecto y de pronto perder el gusto y quedarse con el ruido de la masticación. Engullir. Ver los libros en los estantes, uno tras otro, conversar con ellos: a ti ya le leí, tú no te dejaste, a ti te comprendí, tú me extasiaste, este fue una piedra, mis alumnos quisieron saber más de éste, hasta que en un momento el libro de más acá se transforma en el de más allá, y el otro en aquel y el conjunto se convierte en una masa mojada de papel. El conocimiento de todos los tamaños, el que te rescató alguna vez, se torna vomitivo. No es cuestión de escupir sobre el pasado, sino simplemente que el pasado ya cubrió tu carta, tu piel, ya te estrujó las entrañas, y ahora ni eso. Qué debe hacer un hombre, una mujer, entonces, ¿seguir adelante acaso, todo siga igual?
Pues bueno, Agustín, ya tenía acercamientos con católicos estilo Ponticiano, Victoriano, padre espiritual de Ambrosio (el obispo de Hipona de la época) cuyas ideas habían empezado a seducirlo, a él un intelectual arraigado, con esa dosis de absurdo que es la fe ciega. De esos trances extraigo este escrito sobre la patología de la voluntad: <<Manda el alma al cuerpo y éste obedece al punto. Manda el alma al alma y ésta se resiste. Manda el alma que te mueva la mano, y es tal la rapidez de ejecución que resulta casi imposible distinguir entre ejecución y mandato. Pero el alma es el alma, mientras que la mano es cuerpo. Manda el alma que quiera el alma, y no siendo distinta de sí misma, no la obedece. ¿Cuál es el origen de semejante absurdo? ¿Por qué procede así? Manda, digo, que quiera –y no mandara si no quisiera-, y no hace lo que manda. Luego no quiere totalmente. Por eso no manda totalmente, porque en tanto manda en cuanto quiere. En tanto no se hace lo que manda en cuanto no quiere. La voluntad manda querer. Y no se lo manda a otros sino a sí misma. Luego no se manda plenamente, y por eso no hay ejecución que responda a su mandato. Si esta voluntad no fuese plena, no mandaría que fuese porque ya sería>>.

Lo que se resume en que no es absurdo querer en partes, lo que hay es “enfermedades del espíritu”. Jey, a lo que quiero llegar es que el conflicto interno, de donde sea que provenga y por las razones que sean, es como esas plantas nucleares que le obligan a cerrar a Irán ahora en el 2006, no tengo idea qué harán con eso (aunque es importante, en este post no viene al caso), hablo de que la energía nuclear tiene la potencia suficiente como para llevar a la humanidad a dos extremos, a evolucionar o a desbaratarse. La energía de ponerse a uno mismo en conflicto y hacer algo al respecto, es la diferencia entre usar el ascensor o las escaleras cuando quiero llegar al piso trece y tengo dos minutos para hacerlo. Agustín ha sido y será un hombre de interés para su posteridad y la nuestra, porque recogió su alma (oki, esta es palabra vieja, digamos que recogió su espíritu), tras pensarlo y trajinarla mucho y luego la vivió, otra vez a muerte. Entre su legado hay igual cosas irritantes para la mayoría, porque a mí no me va a convencer de que es pernicioso, por ejemplo, tener relaciones sexuales incluso dentro del matrimonio (¡habráse visto!!!), entre demás abandonos del placer; pero recurro aquí a otro maravilloso sabio de la humanidad para no escandalizarnos (porque los “liberales” también suelen, oki solemos, ser una sarta sorda que se escandaliza por las ideas contrarias), mi querido Diógenes de Sinope, que decía imitar el ejemplo de los maestros de canto coral, quienes exageran la nota para que los demás den el tono justo.

Bueno, esta fue mi manera de celebrar el día de san agustín, sobre él ya seguiré dando lata, porque sin duda hay bastante conservas en dicho alocado o sensato caballero, que por cierto ahora que estoy por terminar En el camino de Kerouac, a propósito de una serie de viajes que he iniciado en agosto (de allí el escaso posteo), no deja de asemejárseme al vuelo de Dean Moriarty y viceversa.

Comments:
Hola Josevi. Me has visitado en el blog, veo.
Estoy de regresa virtual y físicamente. Conversemos
 
Hey mirabella, aquí dándole una vuelta pasajera al blog y he hallado tu rastro. Súper!!!. sabes, de repente se me desconectó la literatura y otras facetas ocupan su lugar. Pues sip, bienvenida, tenemos pendientes unos talking (suena a que tenemos pendientes unos "toques", jajaja). Ahorita mismo visito tu blog, a ver en qué te hallas. (teletransportación nivel 2 activada!!!... Nada.... mmmmm... Descompuesto, use el ratón, please)
 
Saludos, josevi, ¿para cuando un nuevo post? Este está añejito ya... También estudié a esos personajes cuando estudié con los Jesuitas la secundaria, pero me acuerdo más de Santo Tomás y su filosofía.

Bueno, ya postea algo, hombre, para seguir leyéndote.

G.R.A.
 
Venga, que tienes razón, buen hombre, galo por añadidura, la verdad pensé que me iba a resultar entretenidísimo esto de postear, pero lo es más ponerse a leer los del resto. Creo que tengo ínfulas de faraón, que los demás hagan su trabajo y yo disfruto de los resultados, jaja. Pero porque mi dejadez no se haga permisiva ni perniciosa, ahora me pongo a redactar algo, en honor suyo, don panorámix. Agustin Rules! Saca a tomás de aquí!!
 
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