Saturday, April 28, 2007

 

Copionsísimo Kid

Con 110 libras de hueso y algo de pancita, pancita dura dura en todo caso, ataviado de su clásica pantaloneta azul marino, algo descosida por lo esfuerzos, en esta esquina del post debo advertir, que aparte de no permitir golpes bajos, haré una copia del blog al que me encanta molestar y emular, que si ella postea, entonces yo me animo, y cuando ella anda perezosa, me too, y al rato en que ella retoma, entonces yo me digo pa mis adentros: chuzo, josevi, no te dejes de la vice. Y bueno, en aras de esa sincronía, pues que me simpatiza hacer también una lista de las cosillas que me hacen feliz, y pa que rime con cosquillas, pues hágale con una pluma y copie.

Empecemos (sí, vice, soy yo el copiosísimo kid, jajajajaja, y de una voy diciendo que me hace feliz la pillería de escribir demás, así que no se lea todas, hombre, déjeme el gusto de quedarme con el secreto algunas).

1.
Los partidos de fútbol donde el delantero defiende con el penúltimo aliento, y el arquero sube al área contraria a pescar un gol de cabezazo, todo sea por clasificar.

2. Esta limonada hecha con agua de yerba luisa, que me estoy tomando ahora, no sé si invento de mi madre, pero sin duda ocurrencia suya de hoy.

3. La música judía, en especial la klezmer, me hace, en palabras exactas, dar ganas de danzar con un pandero en mano y vestir de calzas y túnica.

4. Irme de reggeatón con mis amigas, ándale, ayer descubrí que tengo un apodo nuevo: la muy pillas me han puesto Cheerleeder. Ja, no sé si bailo bien, pero sin duda vuelo por los aires si hay acolite.

5. Los mensajitos madrugadores, úfale. ¿Hay algo más parecido a un ángel de la guarda? -bueno, algunos son más estilo diablo de guardia, jejeje-.

6. Un vaso que casi rebose de yogur natural, eche trozo de frutas, avena, kellogs y miel, ándale qué rico que es.

7. Reconocer la única constelación que sé reconocer, la de sagitario, saber que una parte de ella lleva de nombre el abanico, creer que incluye a la cruz del sur y hacerme bolas con eso de las estrellas y nunca regalarlas.

8. Introducir a mis amigos al mundo de los libros usados y observar su cara de agradecimiento, luego del recorrido y las múltiples compras.

9. "Siem-pre/ llega el enanito/ con sus herramientas/ de aflojar los odios / y apretar amoooores" Cuando se me mete esta canción de silvio en la cabeza soy extremandamente feliz. Es la mejor letra cuando sueño, cuando quiero soñar, cuando se me rompen los sueños, cuando quiero imaginarme de enanito curioso.

10. Que me llamen a contar penas sentimentales y terminar provocando un cotorreo alegre, y además saber que usualmente ocurre cuando timbra gise, jajaja.

11. Sentarse en la ducha mientras cae el agua en los pies, doblar las rodillas y colocar allí la cabeza, taparse las orejas, cerrar ojos, destapar. Entonces suena a catarata. Repetir.

12. Cuando me faltan solo cincuenta páginas de una novela buenísima y sé que tengo tiempo para terminarla antes de que me venza el sueño.

13. Hacerla sonrojar por algo que le dije casi sin darme cuenta.

14. Mis sobrinitos me llenarían hasta el número cien. Dejémoslo en Milenita y sus dibujos y respuestas como cuando se le pregunta qué aprendió en la escuela y ella dice entre indignada y contenta que no le enseñaron nada, que solo le enseñaron diversión; marquito cuando se prepara para intentar un movimiento inédito para sus diez meses de vida, se concentra, gruñe estilo hulk, hace puñito, tensa los pequeños brazos, los hace temblar, y entonces se atreve a todo; Paulita cuando habla con ternura de la gata (carlita) y la chanchis (marisel); Carlita cuando afirma con vehemencia que ella es ecuatoriana y no chilena; marisel cuando intenta apoderarse de la charla por el skype. Niñas maravillosas mis chilenitas.

15. Cuando un poema me sale de tal modo que miro con sospecha mis dedos para comprobar que yo lo escribí, y me da miedito y brillo en la mirada al sentir que fui capaz.

16. Halarle del moñito a mis amigas; dar una andanada de puñetazos de juego a mis panas hombres, en el hombro.

17. Anunciarle a O2 que voy a escribirle un mail cortito y cuando me doy cuenta ya voy por la tercera hoja, jaja.

18. Flotar en el mar y balancearme como botella al momento de empujarme la siguiente ola.

19. Payasear por el chat: cuando Vivi zumba, cuando Luna se carcajea de las líneas; cuando José me critica las fotos que pongo; cuando armamos historias con el Borito; la Clara me dice que solo a mí me responde cuando está en no disponible; la perla patrona que se enoja porque no la saludé, e imprescindibles etcéteras messengerianas.

20. El silencio al lado de alguien que lo disfruta.

21. Revisar en la compu las fotos que saqué de la última reunión.

22. Curiosear y fisgonear en las carteras, bolsos, fotos de hi5, agendas, celulares y otros etc al respecto que no mejor no digo, pertenecientes a mis amigos.

Bueno, ya más que suficientes con estos 22 convocados.

Ya me voy a dormir, ni modo, ya no cuento sobre la velada de anoche, bailotera y wiskística (por primera vez en m vida me pareció aceptable un wisky, pero creo que fue porque me los tomé en la casa de la Doctora, y ya pues, la Miss Muelitas me hace sonreír -dele, agréguela a la lista-). No sé a qué viene, pero acabo de recordar que sigue siendo un misterio porqué llegó a ese término, allá en Caracas Caracas, el súper Dávila Andrade, hay un cuento de él sobre una niña caprichosa, de padres caprichosos y lugartenientes que hacen llevar un piano de cola por la cordillera hasta la casa, y le advierten al capataz que no vaya a ocurrirle pero ni el mínimo raspón al instrumento. Por supuesto quienes llevan la encomienda en sus hombros y brazos, eran unos indios. La muerte del ídolo oscuro, ya acordarme, así se llama el relato. En serio, no tiene nada que ver este cuento con el tema. Me echivoco, ájole, sí tiene que ver, la forma en que escribe Dávila Andrade también me pone felizote.

Tuesday, April 24, 2007

 

El triángulo del hada del sur

Más que el sur, terminando el centro, allí su localidad. Punto clave en el relax del ajo y las historias que le rebanan un pedazo a la cronología, donde acomoda fantasías en los sitios, donde acudirá a cavar un hueco para hablar profundo.
(En el concierto de aranjuez, voló. Guille Jo Flowers)

Está picada, se embadurna su crema de manos y levanta el traste en búsqueda del fuego. Más allá están sentados los novios que llevaron ganas, pero no le pide el humo a ellos, y se aleja ciento veinte metros de la banca, donde a su paso un guardia balbucea un cuarto de babosada que ella desprecia y clausura. A ver, por qué le da miedo que el muchacho que le promete, incruste unas líneas grotescas en su papel, que más que papel es voz y oido. ¿Y si de pronto ella halla en el deforme, una claridad? La gana de jorobar las emociones de un hada que se sabe indefensa para responderle, si la voz, con las cosas fuertes que quiere levantar, acierta en doblegarla y llevársela a tierra.

Pone una pausa e inserta un truco: "Cuasimodo, casi casi así es el modo". Otra vez inmersa en su atuendo hada, rehuye el combate contra el brujo y deja suspensas aquellas posibilidades del acto final. Hará un intermedio.
"No hablo, no señor, porque es a ti a quien vinimos a escuchar", pero el hombre, otro hombre, no dice mucho, aun cuando a veces expande los labios y deja espacio para que ingrese una mosca nocturna -en caso de que esta noche en la ribera hubiese una disponible-; lo piensa mucho y no dice más nada hasta el siguiente turno. El hada calla, sin disfraz, porque se ha relajado, y permite que su segundo cigarrillo nieve cenizas sobre la baldosa. "Di un número". La asistente al acto emite uno de miles, señal de que el hada mueva un dedo. "Es un juego", explica sin explicar porque lo interrumpe y el otro hombre no entendió mucho de qué va, pero se ríe, y la asistente al acto afirma que él debería empezar a pagar boleto porque se ha pasado la noche riendo de las gracias. Basta con que hada diga el verso de neruda y luego lo maldiga, poniendo ojos nublados en el lugar de los ojos que se vuelan por la boca, para que la asistente al acto insista en que le gusta cuando ella se calla. Pero el otro hombre no quiere que ninguna de las dos mujeres paren de hablar, se encuentra tan a gusto en su compañía que en un momento intenta repetir que ese fin de semana en verdad se amarrará a una mujer y realizará actos con desaparición y una pareja cortada en dos para luego volver a unir. Mas ese mismo hombre silencia porque la asistente quiere empezar a contar otro acto y él se queda a media voz, y en lugar de detallar su plan, malvadamente anuncia que no les dirá nada más. Ellas intentan no enojarse, pero están picadas, pero el celular anuncia al triángulo que el tiempo de receso culminó, igual el trío ya estaba por irse. Un par de ancianos de los alrededores, cuyos discursos encandilaban a las abuelitas, uno diciendo, otra calentándose la vaina, tienen ya una hora de haberse marchado, más recientemente los jóvenes de la banca vecina, cuyas ganas continuaron una ruta a un ligar mejor. Es hora de marcharse también, decide el triángulo.
Una puntillosa, la otra con la conciencia de un arenga bien dicha, y el hombre impasible y cerrado, se eslabonan a una cadena que no tirarán, porque prometen tener cuidado de no perder la visión del resto, ni tensar el acero que los está uniendo, ásí, cortan el intermedio y retornan a la obra por la que separadamente serán conocidos tras bambalinas.

Sin dar pie a la charla del volante, ella, traje de hada encima, otra vez ensaya para mañana, un monólogo final. La asistente a todos los actos trata de conducir y, en conclusión, hace sonoro un puchero, algo así como la respuesta primitiva que daría un chimpancé ante un gran mono erguido y petulante. Algo que el hombre impasible solo atina a deletrear P-U a secas, pero el triángulo, en su conjunto, sabe que es un sonido mucho más trompeta, sabroso y sordina, algo así como una actitud desafiante contra lo estreñido y voraz que nos recorre en cada vuelta en U que damos.


Saturday, April 21, 2007

 

toc- tocs

Tarde y hoy, me llegó, vía separador de hojas improvisado, el recuerdo de por qué un siguiente autor permanece esencial en mí; tarde de ayer, cuando fui a buscarte y no quisiste bajar, crispé mi paciencia contigo. No, no todo sea por los cachorros que se gestarán esta semana. ¡Basta! Leo a continuación los toc toc de esta semana, porque sino empiezo a volver común mi enojo.



BREVE CANCIÓN A LA VANIDAD

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: ánima, vagula, blandula

Oh efímera y tierna margarita,
lila fugaz, sombra líquida y fina,
instante leve en el azul ligero
de la inasible línea de la brisa.

Huidiza en la sombra fugitiva,
irisada en la luz que se emsombrece,
vas por el aire, quebradiza y nítida,
y te desmayas en la luz, ilesa.

Permite que te nombre cuando, ágil,
cruzas saltando este minuto aéreo
en el que mi alma cree encontrarte íntegra
y halla tan sólo tu fantasma mínimo.

LA CORTEZA EMBRUJADA II

POESÍA DE AMOR Y DE MATERIA, poesía pura

de la mente, de ladrillo, madera y persona. Permaneces

pura

hasta cuando te inclinas

sobre tu plato de azafrán en las posadas.

Ella es. Tú eres

como ese grillo:

canta con todo lo que le ha sido dado

en una sola noche

y estalla al amanecer

con la última cuerda de su vientre en la boca.

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NADA IMPORTARÍA NADA

--¡Grande el saber! Nuestro exceso

Va alzando tal espesura

Que inmensamente insegura

Gira la Tierra. --Confieso

Que no nací para eso.

Tan doceta es ya la jugada

Que al indocto no le agrada.

--Total: si en un cataclismo

Pereciese el astro mismo,

¿Importaría? --No, nada.


Tuesday, April 17, 2007

 

El control

Su rostro no me era familiar ni citadino. Cuando el zapping se auna con el aburrimiento, con cierta dosis de tiempo vago, llega a consumir su paciente caloría, y yo, como si lo necesitara, dándole al pulgar sobre el control remoto, con el resto del cuerpo laxo. A la tercera vez, su rostro aún no me era conocido pero su expresión reflejaba confianza en lo que la boca aflojaba y tres canales después mi pulgar se encargó de poner en retro la marcha y me dispuse a poner atención a sus palabras.
El entrevistador le hacía referencia a una novela, resaltando las texturas autobiográficas, las mayores de su carrera, acotó Simon Peres (pero, ¿qué hacía simon peres incrustando su opinión sobre the same sea?? esto se ponía políticamente incorrecto, después de todo, aunque a ojos de yavhé, que tiene mejor visión, asumo, valdrán lo mismo, no es lo mismo juan pérez que el antiguo premier israelí). Entonces, yo, aficionado creciente de la música yiddish, ya solté el control y tensé mi cuerpo, relajando, por supuesto la cabeza, para equilibrar el asunto.
Los protagonistas de la novela son una joven, ponte veintena de años, y un sexagenario que viven juntos; la muchacha tiene entre sus pretenciones acostarse con él: hay una mutua atracción y coordinan bien la convivencia, mas él rehuye la posibilidad sexual, si bien, la cela cuando ella se marcha diariamente a vivir; también cuando ella le cuenta de sus personas externas. Y ella tiene un olor que lo persigue, en el modo contrario, es decir, se le pierde el aroma cuando ella no está, y por más que olisquea sus sábanas, su ropa del cesto, su shampoo, y los rastros, no lo halla, y late la agonía el viejo, hasta que ella regresa a casa, diariamente, a vivir.


Mientras conversan sobre la novela, el autor corrobora que sí, que efectivamente hay mucho de él en ésta que ha escrito y que pudo haber quedado muy satisfecho con las anteriores, pero con the same sea siente una suerte de apego porque sobre ella, la novela, ha quedado ahumada la esencia de lo que fue su vida: el suicidio de su madre cuando él tenía doce años, la multitud de idiomas que hablaban sus padres, que se comunicaban en ruso y yidish, pero que a él solamente le enseñaron el hebreo, que por cierto, y aunque no se considera chauvinista en asuntos patrios, es más, afirma haber sido muy crítico con su país, sí se permite y con orgullo, proclamar que no hay lengua más dada a la poesía que el hebreo, porque todo lo hablado suena a salmo o cántico, y con impronta de exilio.


Está el entrevistado recorriendo algunos parajes donde hace su vida de escritor, que le gusta detenerse en los mercados, donde cada vendedor piensa tener la verdad sobre el conflicto palestino-israelí, y reconociéndolo a él, como uno de las voces más públicas del debate, lo confrontan, sin agresiones, pero sí tratando de llevar la conversación de tal modo que esperan terminar salvando su alma, o sea el alma del escritor que te cuento, y qué casualidad, él también llevaba esa pretención, mas al final ninguno suele convencer al otro. En Medio Oriente, las personas suelen hacer movimientos corporales, manos en especial, muy afectados para expresarse; y te recorrerán mucho con la mirada, lo cual no indica que estás siendo observado descortésmente, sino que estás en la vía pública y eres sujeto de observación. Asimismo gustan de caminar muy juntos, si es posible tomados del brazo, así, los árabes tienen una noción de espacio público muy literal, por ejemplo, si ud, occidentalito, en la calle, está conversando en la sombra, en un espacio estrecho, pues un árabe que también quiera estar a la sombra, ocupará el espacio sombreado que queda, aun si queda demasiado pegado a ud, y probablemente, ud, desacostumbrado, terminará yéndose a conversar a otro lado, y el árabe quedará, a sus anchas, con el espacio a la sombra para sí, y el resto de árabes que lo quieran ocupar.

¿Cómo compartir entonces un país cuya única solución es ser dos países? Tanto palestinos como judíos tienen buenas razones para ocuparlo. Y dependerá mucho de que quieran dejar de tener el control para conseguir separarse, esa es la receta que hay desde siempre, y en esas se hallan, medio al revés, medio orientados, tratando de hacer perder el control al otro. Pero dice el escritor que eso de perder el control es la calma, y no habla ya de asuntos geopolíticos, sino de personas, de una persona, de él porque es él quien se conoce, y ha llegado a comprender que necesita perder el control que no es lo mismo que descontrolarse.

Vuelve al tema de la novela, Dita, se llama la veinteañera, ya dijimos, una joven vivaz y crédula, a la que no le va precisamente del todo bien afuera de la casa del sexagenario, pero tiene esa capacidad que le conozco a una en específico, de no dejarse gobernar por la amargura, lo cual al final es irle bien a uno. Maneja conceptos sencillos el autor, pero se las arregla, según capté tras leer subtitulados los cortos pasajes que se leyeron íntegros, en ordenar esa sencillez de manera bastante poética, pero eso no basta para que yo empiece a buscar su obra, de hecho su nombre, no tan mencionado hace unos meses en Latinoamérica, hasta que sonó para llevarse el nobel, es bastante llamativo, y aún así no ojeé ninguno de sus libros aún en las librerías. Pero me ganó la simpatía buscadora cuando relató que en su pueblo, donde a veces se sienta a escribir, frente a un gran ventanal, y ya a sabiendas de que en sus textos confluyen muchos de los seres que él trató en su vida, pues su encantador vecino antes de pasar frente a la casa, se detiene cada vez, antes de la ventana donde supone que Amos Oz, el escritor, lo verá en pleno recorrido rural, y se peina, solo entonces, con el cabello en orden, es que camina frente a la ventana. ¿Por? Pues hombre, porque si alguna vez Oz lo traslada como personaje de alguno de sus libros, él, el vecino, quiere aparecer muy bien peinado.

Tuesday, April 10, 2007

 

Hacer la tarea

"El hombre es un experimento; el tiempo demostrará si valía la pena" (Mark Twain)
Lo previsible provoca en mí un tedio angustioso, comer para nutrirse, estudiar en pro de un futuro asegurado, dormir para reparar energías, pensar para llegar a una conclusión. Convengamos que hacer de A un medio para B y C es la manera en que la humanidad ha logrado, mal que bien, organizarse y hacer de nuestra existencia ese acto de espera funcional que en el momento de abandonar el cuerpo hace decir a quien nos ve partir, ájole, en efecto existió confuerza.
No tengo porqué irme en contra de los hábitos de la humanidad, funciona como funciona. Dicen que alguna vez en el tiempo, ese tiempo que asumimos como futuro, pero hablo del futuro en eones, de hoy en hartas anochecidas, los hombres y mujeres terráqueos tendremos la cabeza mucho más grande, el cuerpo algo encogido, delgado, pinte uno de esos identikit alien, y listo, hacia allá apunta nuestra anatomía. Qué cómo se puede saber eso, pues hay personas que tienen la capacidad de llegar a esas conclusiones; así como al carbono 14 se le antojó servir para determinar aparentemente con exactitud la edad de cualquier hueso viejo. Con esto estoy suponiendo que algún recontranieto mío (aún quiero tener hijos) agarrará su cacharro y hará pasantía en algún planeta primitivo, donde desconcertará a los matemáticos locales con sus formas piramidales de gran tamaño y piedras lisas con gigas y gigas de info que en aquel lugar nadie sabrá manipular ni obtener gran provecho, pero está visto que los humanos necesitan atar cabos con los orígenes, que desandar los escalones es como una toma de nutrientes del cordón umbilical y vaya que espero que a ese recontranieto mío le toque algún mundo de buen talante y pueda obtener las notas que ambicionaba.

Hoy vine de recoger mis libros de la U., tengo deudas morales que pagar, tengo una condena intelectual de unos cuatro años por cumplir, y como no todo tiene que sonar mal, tengo mucho por apr
ender. Lo cual no quiere decir que voy a borrar de mi espíritu que a C no se llega necesariamente rumbo A, ni B. Y que C es apenas otra letra. Que hay otras dimensiones y misiones que el cuerpo humano no está apto para asimilar. Que la poesía es un escape sideral, como también lo es la arquitectura y el deporte. Que el amor está constituido de hechos palpables y no de nociones etéreas. Que si talas un tronco y revisas sus círculos concéntricos también puedes determinar la edad. Que si te fijas, la mayoría de los techos son planchas de zinc, o tejas de terracota, todo acanalado, seccionado, parecido, previsible, lo cual no quita que el juego de encontrar las X diferencias en los dos dibujos sea una vida llena de emociones y reconocimientos.
Lápiz y sentido.

Tuesday, April 03, 2007

 

Toc-toc, cabeza de quién he dicho

Repensando las peras del olmo y pidiendo, con toda lógica, se me cayeron. Los pensamientos.

EL PASTIZAL
Voy a limpiar el arroyo, en los pastos...
Sólo rastrillaré las hojas secas.
(Y quizás me detenga hasta ver clara el agua.)
No, no tardaré mucho. -Ven también.

Voy a buscar el lindo ternerillo
que se apoya en su madre. Es tan pequeño
que cuando ella lo lame se menea.
No tardaré mucho. -Ven también.


EL CAMINO NO ELEGIDO
Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.



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en las semanas anteriores, durante marzo, los toc toc transcritos correspondieron a las sensibilidades creadoras de: (en orden de aparición) 08.03 -marcelo báez, carlos eduardo jaramillo-; 17.03 -wyslawa szymborska, sonia manzano-.

Sunday, April 01, 2007

 

vini, vide y vicente


Con sueño y mucho. Los días seguidos de amanecidas me tuvieron todo el mes anterior adormilado. Ayer estuvo bien el lugar, la terraza de la casa de la mujer que ya no será mía (mía, como expresión común a falta de otra -ausencia de ideas, producto del sueño- así que no estoy poniendo títulos de propiedad sobre nadie). El astro hueso lleno y mi amiga de a-lado acordándose de las leyendas sobre la capacidad lunática de volvernos salvajes. Mi charla estuvo escasa, y debo decir que Juventud, el amor platónico de my friend, quien estuvo a mi izquierda, es un muchachito de temas interesantes. Demonches, me decía yo mismo, ese peladito ni lleva 17 y ya dice haber recorrido casi todo el país y empeña lo que sea si hay chance de ir a argentina, y lo dice con ese tono medio alterado, no necesariamente gaucho, sino de alguien a quien cuando se le preguntó, afirmó ser ciudadano del mundo, demonches, decía una voz dentro mío: ese muchacho tiene más ideas que yo, vejancón fantasioso. Al frente, se había instalado el jeque ferny, ya con su botella de tequila terminada, por eso es que no llevó carro, porque su intención era batirse a duelo alcohólico con my friend, pero ella rehusó y a las cuatro, con la excusa de bajar a ver los limones my friend se quedó conversándo en la mesa con el hermano mudo de la muda, que es amiga de la que ya no será mía. Cuando bajé a verlos, mezcla de de celos y excusa para iniciar retirada e irme a mi colchón, me quedé un rato parado entre ambos, sentados, y recibí una mirada barajadora. Sí, sal de aquí, la cocina. Al despedirnos, en la escalera, le repetí el abrazo, yo no la había pasado tan bien, mezcla esta vez, del tequila el vodka universitario y la cerveza, de la jornada anterior, y el tequila, el gin y la cola de la noche en mención, con el aditamento de celebrar un cumpleaños donde yo no podía mostrarme afectado por haber terminado con la última ilusión de la mujer que ya no será mía, sin títulos de propiedad, pero tampoco quería mostrarme perfecto ni iluminador. Tuve chispas, parecía que arrancaba y que podría llegar a comerme la madrugada, y si tan solo hubiese habido disposición para echar danzas entre los asistentes, pues entonces allí sí, no me detenía nadie y ahora estaría terriblemente más cansado, y para qué negarlo, reconfortado: dos buenas noches seguidas. Mas, la música no levantó a nadie y solo dependía de mi labia, y damas y caballeros, bien sabemos que ese es territorio ambiguo para mí, bien puedo ser magnífico, como bien puedo ser un mueble raído. Hay algo en mi interior que me impide quitarle el protagonismo a quien parece urgirle. Y opté por el bajo perfil. Sí, otra vez, el bajo perfil. Y luego el achicopalamiento, la gota frente al sol. Revisando antes de dormir la fotos de la noche, me dije: vicente, pero si saliste tan bien, mírate aquí, si pareces un hombre divertido, y en esta otra un chico interesante, e incluso acá uno de ideas, ¿por qué te haces tantas veces lo mismo? Por qué te niegas a tener peso, por qué te niegas a ser cuando estás rodeado y sin salida. Las cucarachas y los gatos, entre otras especies, cuando están panza arriba, mueven las patas que dan gusto en la defensa. Tú sonríes misteriosamente cuando la muerte social se te abalanza y te transparenta. ¿Será que sabes algo que el resto de las personas no? Porque en serio, no siempre te entiendo y por mucho que en la poesía no haga falta entender lo que quiso decir tal y cual, sino solo dejarse llevar por su ritmo, insinuación, el espacio inexplicable, pues, amigo mío, consíguete un parlatario aunque sea, e instálalo en tu cuerpo de emergencias, porque la palabra que tanto te inquieta y fascina, sigue mandando informes y proyectos para que le abras la puerta del coliseo y venga una ambulancia a llevarse a los caídos y pisoteados, y entonces salgan pero ya los ilesos, tienen que regresar a su hogar, a su calle, a su punto. Los dedos algún día se te sublevarán.

Fuera de esto, sigues siendo mi favorito, take care of you y procura dormir más en abril, que ya no tienes tantos aniversarios y procura tener menos excusas, procura con locura, ni tengo que decírtelo ripio mediante, pero igual. A propósito, el libro. A propósito que no tiene nada que ver con el anterior, terminé el de la ceguera. Empieza la semana resucitoria y el de un ateo me resultó el de mayor ímpetu. Cosas curiosas como el agite de los ramos y otras alertas en roma. Y tampoco tiene que ver, pero me acabo de poner de un estupendo humor. :)

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