Tuesday, February 27, 2007

 

Incandescencia


“Todo el mundo está muy tenso actualmente” dice Frankie (frontman de The Darkness), “odio la arrogancia de las bandas que piensan que sus emociones mezquinas son interesantes. Si miras a las bandas de hace 25 años, la gente tiene sonrisas en sus caras".



Cuando un disco de recopilaciones interminables de mp3 llega a mis manos, suelo activar mi caja de ilusiones y palpitar porque en su contenido halle justo la canción cuyo título no sabía y su cantante ignoraba aún más. Esas tonadas que al momento de tararear, en lugar de sol subes el tono, y cortando notas, sale de tus labios un sonido totalmente distinto, y ninguno de tus oyentes pudo siquiera acercarse a atinar cuál mismo querías decir, entonces desesperas porque tu oído te jugó la lata en la voz. Es una canción vieja o poco difundida, la crees partida en dos e irrecuperable, no la escucharás en la radio, ni frecuentas los cds de tus amigos, y quieres creer que no es (fue) tan importante la ocasión o el par de veces más que la escuchaste, podría incluso haber sido un éxito y haber estado en boca de mucha gente como tú, pero desconoces cómo expresarla, únicamente sabes la manera de sentirla, de vibrarla.

Me pasó con decenas y podría tardarme varias líneas describiendo la sensación de reescucharlas tras un golpe de suerte, aquella duda entre soltarme a disfrutarlas o tratar de memorizar la letra para que el google me eche una mano con la búsqueda. Aquella ambigua magia del olvido de la información, hace algunos años, sin la red, era más desesperanzadora; aún así, todavía no encuentro en este siglo aquella vieja de Sir Mc Cartney, y aunque seguro de que fue su voz, no es ninguno de sus berreados éxitos.
Más complicado me supone encontrar la de The Auteurs, grupo inglés, antecesor del vocalista aguja de Black Box Recorder, Luke Haines (http://www.lukehaines.net/ http://www.lukehaines.co.uk/etc/ ) (aquella banda -bbr- causó polémica en gran bretaña, a finales del siglo pasado, porque uno de sus versos manifestaba Life is unfair/ Kill yourself or get over it' -algo así como: la vida es injusta, mátate o resuélvelo- con lo cual se la acusó de apologista del suicidio, a mí no me suena tanto así, más bien al contrario, pero gueeeeno, otro post será ese). Oki, esa está refundida, pero Mary Trini ya les suena a muchos, una de ella, creo de ella, que alguna vez versionó, o me gustaría que versione, ángeles del infierno, expresa climática algo con nuestra libertad en su coro. Qué encierro es aquel de la memoria, donde están los desaparecidos de mi mente, para darme una clave que me desate de aquella que sonaba en las tardes de principios de los noventa, como telón del programa radial de duval cedeño y raúl vilar, la cantaba Joe Arroyo, y tenía que ver con que “inocente siempre he sido (…) que no soy capaz de hacer esa maldad”. ¿Por escucharlo al joe, alargaba mis jornadas de radioescucha futbolero? El sonidista de cuando en cuando dejaba la canción por más tiempo de lo habitual largo; una vez casi la emitió entera.
He dejado de sintonizar emisoras y fue una línea de transporte la que me dio una inesperada repetición, luego de una década cuando menos, Emmanuel y J.L.Guerra hicieron hit en un mes de 1990: "Marqué tu número telefónico, no se cuántas veces, no se cuántas hoy…”, iba rumbo la oficina y debí bajarme del carro, a la mitad de la canción. Ignoro qué develo con esa cosa de la nostalgia, si el presente y este momento lleva consigo otras melodías, otras voces, otras letras, que seguirán poniendo su rayón en el ánimo de cada cual.
Y ante lo inexplicable procuro recurrir un redentor, que en determinado momento bien podría ser un yo mismo mentando una canción; en otras requiero de algo más abras(z)ador; en este caso le corresponde al padre de este blog, echar cabeza, mi querido Klaus Ribfjerg, me informa: HACE TIEMPO

Hace tiempo pensé solo de pasada en/ qué iba a ser de todas las cosas./ Las mañanas de verano daba el sol/ en el dorado mortero que había sobre la cómoda/ y debajo en el sótano colocaba mi padre el rastrillo en su sitio. // Cuando me levantaba por la mañana/ ya tenía los zapatos a mano,/ me lavaba/ me vestía/ desayunaba/ y me iba a la ciudad en bicicleta/ por entre los setos de los chalés. // Hasta lo que los otros consideraban feo/ me daba seguridad./ No había nada de horrible/ en el olor a cerdo que venía de Sunholm,/ y las nubes de polvo de tabaco/ de Augustinus y American Tobacco/ no hacían más que agudizar mis ansias/ de independencia adulta. // Al volver a casa dejaba la bicicleta/ en el pequeño patio,/ caminaba por la gravilla y entraba por la puerta del jardín. // Si había alguien en casa/ decía hola, / en otro caso simplemente cogía la comida/ (cinco bocadillos: uno de foei-grass,/ otro con salchichón, uno con mortadela,/ uno con manzana y una rodaja de pan blanco con queso)/ y me la comía. // A últimas horas de la tarde cuando ya habíamos cenado/ y oído las noticias por la radio/ (casi siempre estudiaba las lecciones por la tarde)/ solían venir uno o dos amigos míos. // Puedo recordar que una noche/ se me ocurrió de repente/ que un día me moriría. // Me quedé mucho tiempo en la oscuridad/ sobrecogido por una gran sensación/ y antes de dormirme/ pensé en las cosas que he mencionado en este poema/ y tuve la sensación de haberlas perdido ya.











Comments:
A mi me pasan estas cosas con todos los discos, no sólo con los inerminables de MP3. En realidas, estos últimos me dan medio pereciña... Nada que me acostumbré a mx 20 por disco... En dos días prometo un post sobre un disco de los Orishas que muy convenientemente compré en Musicalísimo (Mall del Sol) en oferta.
Por cierto, todos los del Circo del Sol también tienen descuento. Están a convenientes seis dólares :)
 
el conflicto en sí radica en buscar encontrar esa gama de sensaciones que se te perdió dentro de una canción que probablemente no volverás a escuchar pronto, y el conflicto peor es que si de repente llegas a esa canción y tienes la potestad de ponerla cuantas veces quieras, sea porque conseguiste el mp3, disco o lo que sea, la percepción igual se ha perdido, son momentos irrecuperables y eso me molesta, me molesta que una sensación no sea igual a otra pasada. Somos muy pequeños, querida vice, demasiado pequeños para mi gusto. Pero viéndolo desde el lado alegre, somos indivisibles y compactos de tan pequeños que somos. En cuanto a los cds, pues seis dólares suena bien :) Ahora que ya murieron los coditos de tower, en la feria del disco (g. aviles y vélez, creo) a veces hay cosas interesantes de remate.
 
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