Tuesday, March 06, 2007

 

¡Aijooó, aijooó, vamos a trabajar!!!


" Mientras tanto los chinos, panteras atrasadas,
estos Bécquer del Asia se comen tu excremento."
(versos sacados de contexto, y del poema Golondrina, de Manuel de Cabral)



"Aijoó, Aijoó..." Más o menos así sonaba la canción de los enanos, pico en el hombro, a por la mina. Me cuesta imaginarme a los comunes trabajadores, que mañana tras mañana se levantan, cantar con tanta devoción su ida a la oficina, el taller o la calle. No creo tampoco que la mayoría salga con amargura, aún si la tradición judeo cristiana indique, y asumo que bajo otros símbolos y personajes también las otras tradiciones afirmen, que Adán conseguirá el pan con el sudor de su frente, y dicho esto en un tono que más sonó a maldición que a instarlo a mantenerse activo.
La actitud antes de salir suele ser más indiferente, bañada de cierta angustia o entusiasmo por conseguir hoy ese contrato, ese cheque; o en el lado afectivo, la aceptación del compañero que nos gusta. Pero en sí, desde la casa hasta el trabajo, es un espacio muerto en el que la despedida de beso de pico a veces cae en el hombro, en el que uno reduce mecánicamente su tamaño para ser una hormiga del planeta. Sí, el hombre o la dama que abandonan su castillo para ser uno más con la meta de ser más que uno. Socialismo del siglo xxi o capitalismo retorcido de todas las eras, la actitud suele más o menos ser así: un deseo incesante de tener, llegar, poseer, compartir, influir, poder, que al retornar al hogar tras la jornada, cesa, o debería cesar -pienso yo- para dar paso a cosas más importantes y verdaderas. No digo que las que tienen que ver con escalamiento social o supervivencia nacional, sean preocupaciones de "mentirita" sino que se subordinan a nuestras preocupaciones más familiares y privadas. Y me parece lo correcto. No descubro nada.

Así, cuando escucho la indignación de los constantes directivos de las cámaras de producción, sumados a los "pelucones" y demás miembros de las fuerzas de "vivos" de mi provincia, ante las respuestas insolentes de nuestro presidente de la república y sus seguidores, recuerdo porqué estoy feliz de haber dejado de hacer seguimiento a casi todas las secciones de los periódicos y noticiarios en general, desde hace ya algunos años.
Charlie alguna vez me dijo que yo soy un anarquista; yo defino al anarquista como un ser que donde hay calma intenta poner tempestad en pos de una mejor calma, que otro anarquista volverá a atormentar; no me parecen tan útiles, a decir verdad, los anarquistas, pero los hay en cantidad; y dado mi talante tranquilo (tanto asíp que mi querido padre se desespera por mi pasividad), me sorprendió ser calificado de anarquista. Llevar ese apelativo se me hizo incómodo y de ahí en adelante menos aún traté de intervenir en la opinión pública que todo ciudadano se ve tentado a hacer sobre las labores de un gobierno o del sector laboral en sí.
¿Estuvo bien que yo quisiera seguir saliendo de la casa fijándome en las matas del jardín? Creía ser como el inusual muñequito de la caricatura de Quino, que mientras todos andan grises yendo de un lado a otro por la calles, él pasea por las calles sonriendo y los agentes lo acosan por su sonrisa. Y cuando mi amigo Boro, al aprestarse a esbozar la caricatura en el periódico donde somos compañeros, pregunta qué hubo de bueno en las noticias para tener una idea dibujable, suelo ser el menos informado orgullosamente, tanto así que si me han convocado a una sesión para resolver los problemas de la provincia, pues la verdad no me he enterado.

¿Comprenden? El orgullo se me está convirtiendo en espuela de gallo y me hinca los cuartos traseros, donde supongo he colocado mi conciencia de sociedad. No me quiero sentir así, y quizá de allí este post, pero este post en sí no me soluciona nada, es como si me pusiese a firmar un manifiesto que indique que no dejaré atropellar ni mis convenientes deberes y menos mis privilegios, y que esta declaración me hace ciudadano irreprochable y de paso un líder de toda la comunidad blogger. Ridículo.

Como suele sucederme, encuentro cierta guía dentro de la poesía. Depende de cada quién acertar a convivir en una sociedad y dar ejemplo. Aquí uno del dominicano Manuel de Cabral, correspondiente a un libro que me trastoca, y del que hablaré alguna vez.

El último huésped

Aquel hombre que,
más que por tus zapatos y tu pan,
murió por tu aire,
murió para que puedas hablar,
para que puedas moverte tranquilo,
para que no leas noticias escondido,
para que no escondas detrás de un cuando
tu nombre ni tus calzones,
para que tus manos prohibidas
puedan tocar la vida,
para que tu silencio
condecorado de remiendos,
no se duerma en tu catre donde tienes
arropado tu odio sin sueldo.

Comments:
Mi querido Josevi, ahora veo que es usual que recibas anuncios bien creativos... Ya te veo!
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En cuanto a tu post, pues verás que mi postura personalísima es que tenemos la obligación moral de intervenir en los asuntos políticos de la sociedad. Que si se vive mejor en la cómoda ignorancia? Pues claro! Pero esa comodidad es la que llevó a que la esclavitud se extendiera por tanto tiempo, a que las mujeres estuviéramos relegadas al último plano... y es lo que ocasiona de lugares remotos como la Península no gocen de los "beneficios" de las grandes ciudades como Guayaquil.
A mi modo de ver, quien no hace nada es tan culpable como el que ocasiona el desastre. Punto.
 
Sip, un anuncio comercial, ya toy viendo.
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En cuanto tu punto, pues, viceversa, si de eso se trata mi post, de que la comodidad de la ignorancia es llevadera por un rato, pero en cierto renglón del hartazgo, el ignorante comodón, en este caso yo, tiene que empezar a replantearse su posición ante la sociedad, que ver solo mi nariz ya me sonroja. Y que...
aaagh, tomando unas palabras tuyas anteriores: por qué tengo que explicártelo todo!!!! (naaaa, esto último es por molestar, ja). Por cierto, la esclavitud sigue, y eso me parece invariable, talvez tenga otra apariencia, o sea no verás gente con grilletes a menos que sea una peli sado, pero sí veras órdenes de expropiación o talas sospechosas de árboles, etc, etc, igual, en sí la condición de ser esclavo de algo o alguien es inherente a existir y es un proceso muy individual eso de liberarse.
Lo del relegamiento de la mujer en cambio requiere más de continuas soluciones asociadas (aunque a veces eso me suena como al tema del replanteo del papel de las fuerzas armadas, es decir, qué significa eso), prometo un post sobre el avance femenino, porque sino me voy de largo en este comment, a propósito de que Dulce me comentó que, por ejemplo, en las reuniones pre-constituyente, a las que ella asiste con regularidad, prolifera un machismo insoportable. Quiero preguntarle bien a qué se refiere, porque en su indignación quiso cambiarme el tema.
 
Sobre el tema de las mujeres y la Constituyente, mañana en la U Católica hay un foro al respecto en el que participan varias organizaciones que respeto (y, debo admitir, otras que no tanto). Voy a darme una vuelta a ver si huelo algo de lo que tu amiga dice.
En cuanto al post de tu post... Pues que no es que no haya entendido que ya te habías sarandeado tu mismo y que estabas sonrojado... Era, más bien, una reafirmación de que me cabrea la tibies. Sólo eso.
 
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