Thursday, March 01, 2007
No se haga lío y escoja un fragmento del juego posterior

Olvidémonos del partido, porque ya ni siquiera me duele en este instante (prueba número omega de que escribir es un (re)medio útil). Se me vino a la cabeza, a modo de remate largo que rebota en el parante, Juan Sasturain ( http://www.elperiodista3a.com.ar/notaabril033.htm http://recortesdediario.info/modules/news/article.php?storyid=352 ).
+
Helo aquí en un fragmento:
(...) Corbatta sin corbata Omar Oreste -un nombre a la moda de los treinta, el otro bien tano- es el Loco en el recuerdo y en dos imágenes o momentos inolvidables: una secuencia gráfica, una anécdota.
+
Helo aquí en un fragmento:
(...) Corbatta sin corbata Omar Oreste -un nombre a la moda de los treinta, el otro bien tano- es el Loco en el recuerdo y en dos imágenes o momentos inolvidables: una secuencia gráfica, una anécdota.
La secuencia de fotos eran dos ristras de tres o cuatro cada una que agotaban una página de El Gráfico para narrar, en imágenes, una obra maestra: el gol de Corbatta contra Chile en River, cuando las eliminatorias del que sería un fatal Mundial de Suecia ´58.
+
Argentina ganó fácil ese día -hizo de media docena de goles- pero los otros tantos se han olvidado. Ese, no. El Loco se iba por la derecha en contraataque, no muy rápido, esperando al marcador que venía a cerrar, desaforado, lo que hacía pasar de largo enganchando hacia adentro, entraba al área chica. Y allí, cuando sólo habóa que resolver, pasar por caja, el Loco encanchaba otra vez y el tozudo chileno quedaba mirando la banderita del córner... Sólo con el arquero ya, prolongando la agonía de la tribuna que lo empujaba, como quien hace fuerza con el estoque de un torero irresoluto, irresponsable, irrepetible, Corbatta amagaba otra vez. El arquero salió hacia un costado, se jugó y hasta tuvo tiempo de arrepentirse, porque el toque se demoró un lustro en entrar, despacito por el rincón opuesto, mientras la escena se poblaba de defensores impotentes que cubrían infructuosamente la raya, llegaban a ver los últimos pases del mago y apagar la luz, cerrar la cancha.
+
La anécdota es conocida, distorsionada por el manoseo, ejemplar pese a todo. Jugaban en Brasil los locales contra Argentina y, luego de un primer tiempo áspero como siempre, el periodista le pregunta al número 7 que reingresaba al campo por el túnel:
+
--Corbatta, ¿cómo vio el partido en el primer tiempo?
+
--Anduvimos bien-- dijo Omar luego de un gargajito.-- Pero nos están cagando a patadas... ´
+
Hubo inmediato corte comercial y a otra cosa. Eso es: a otra cosa. Porque Corbatta estaba en otra cosa, incomprensible para el buen sentido. Medias caídas, gambeta excesiva o exabruptos verbales, el Loco era, para los tenderos del alma, un tiro al aire. Equivocadamente, suele valorarse más a quienes tiran con objetivos humanos y precisos.
+
"Ya no hay locos" decía León Felipe. Qué Lástima.
(de Garrincha, Corbatta o un mundo sin wines)